Un mensaje no puede partir únicamente de la necesidad u
obligación que tiene el emisor de decir algo y una vez hecho, a su manera,
forma y conveniencia, dar media vuelta dando por terminado su acto de
comunicación.
Sería deseable que esa comunicación se hiciese considerando
un conjunto de factores que garantizasen tanto el entendimiento del mensaje
como las consecuencias posteriores en sus receptores: validación del emisor,
tanto por el contenido del mensaje como a quienes lo dirige. Contexto en que
dicho mensaje se da, es decir, situación y estado de receptividad de los
receptores. Anticipación en lo posible de la reacción o reacciones que dicho
mensaje provocará. Soportes y formatos más adecuados atendiendo a la naturaleza
del mensaje, así como la adaptación de la comunicación a los diferentes casos y
tipos de receptores de dicho mensaje: confidencialidad, anticipación, adaptación,
etc.
La ausencia, intencionada o no, de esos parámetros y de
muchos otros, de Catalunyacaixa en la comunicación de su situación y
acontecimientos relevantes, parece una tónica habitual a tenor de lo que de
ella se ha ido conociendo en el último año, tanto a nivel de prensa,
comunicaciones de sus secciones sindicales y comentarios de sus empleados publicados
en blogs y foros.
No es esta una afirmación ligera o precipitada, basta con
haber leído en la prensa de hoy la comunicación que han realizado de sus
resultados de 2012 y adivinar el contexto en el que esta comunicación se
realiza.
La noticia de un resultado negativo en 2012 de 11.856 millones de euros, no es
relevante en sí misma. Es triste admitir, que tal descomunal cifra de pérdidas no
constituye una gran noticia. A pesar del retraso en su publicación definitiva (no
habían publicado ningún otro dato desde el 2º semestre del 2012, y de los del
1er. trimestre de 2013, a este ritmo, ya veremos cuándo), podemos decir aquello
de que el “patio iba lleno” hace tiempo y por distintas fuentes, entre ellas la
propia CECA, de que el resultado negativo iba a rondar los 12.000 millones.
Quizás esa falta de sorpresa, sea un claro indicativo del
grado de expectativa y confianza que despierta a estas alturas esta entidad,
teniendo en cuenta su gestión. Pero tampoco hay que llevarse las manos a la
cabeza, ya que nadie, ni su directiva ni su propietario, han hecho nada para
que fuese de otra forma.
La explicación dada para este resultado, tampoco desmerece
poder situarla justo a continuación del largo decálogo de declaraciones que sus
gestores han hecho en sus casi 5 años de mandato. Decir que el grueso de tal
nivel de pérdida se debe al 59% de “descuento” en el precio de los activos traspasados
a la SAREB (-9.733 millones) y a los 1.250 millones en dotaciones provenientes
por los costes de reestructuración establecidos por Bruselas, puede ser cierto
a nivel matemático, pero también es cierto que el panadero de mi pueblo les
contestaría, seguramente que: pues no haber estado en tan mal estado y tan mal
gestionados para no haber necesitado ni lo uno ni lo otro.
Como decíamos, un argumento más a añadir a esa lista de
declaraciones de su presidente Adolf Todó: “No
tengo vocación de ser el violinista del Titánic”, “Catalunyacaixa
es un puerto seguro” o la gloriosa de “Al
99% de nuestros clientes, Moody’s les suena a nombre de discoteca”, etc.
Lo que si nos parece relevante, y de qué manera, son las dos
noticias que han acompañado a la comunicación de sus resultados de 2.012.
La primera
de ellas, que su previsión es obtener beneficios en el 2.013, y la segunda
que pone a la venta su red de 316 oficinas de fuera de Cataluña.
Hay que ser osado, al menos así nos lo parece, además el día
antes del 1 de mayo, dar a conocer a toda su plantilla y clientes ambas novedades
o noticias. Pormenoricemos el contexto de ambos receptores.
Por un lado, una plantilla que lleva más de un año en el
vilo del rescate, la nacionalización, subastas aplazadas –unas- y fracasadas –todas-,
con la incertidumbre sobre el futuro de su puesto de trabajo en el aire, los de
la red de Cataluña y con la certeza de su inconcretable despido, para los de la
red de fuera de Cataluña, sabiendo por la prensa, desde hace más de un año, que
su máximo directivo había declarado abiertamente que la única solución para la
entidad era que la adquiriese otro propietario, o hace unos meses, que
abandonaba el barco comunicándolo por videoconferencia. Una plantilla, que ha
visto recurrida por su empresa la sentencia favorable para cobrar el incentivo
2.011 y que quizás, tampoco haya cobrado el de 2.012, etc, etc, etc.
Y unos clientes, que lo son de una de una entidad con ese
nivel de pérdidas, que además ha sido nacionalizada y ha recibido, entre unos
conceptos y otros, cerca de 17.300 millones en ayudas, sin contar los 6.708
traspasados a la SAREB y que un buen número de ellos tienen atrapados parte,
sino todos sus ahorros, en productos híbridos, por no hablar de los que tienen
sus cuentas en oficinas fuera de Cataluña (una cifra de negocio de 15.000
millones).
Pues con todo eso, y más que nos dejamos seguramente, bastan
dos frases y un “omitido” hasta luego, para no decir nada más, porque seguro
que ahora mismo, a estas alturas, nadie
se está preguntando nada. ¿O si?
Quizás los empleados de su red de fuera de Cataluña se
pregunten bajo qué justificación se van a ir a la calle bajo un ERE con 20 o 30
días, si su empresa ha sido saneada y es extremadamente solvente –según declaraciones
del propio Sr. De Guindos y de Catalunyacaixa- y que además, dará beneficios
este año. El mismo año en que los echaran a la calle. Claro que puede que en
realidad se hayan sentido aliviados porque en realidad, han sabido por la
prensa, que se ha iniciado la venta de las oficinas, pero la noticia no dice
nada de los empleados que en ellas trabajan.
También puede haber sido una estrategia de crecimiento
disimulado en territorios fuera de Cataluña, esa misma que según la prensa,
está canalizando una fuga constante de recursos hacía otras entidades
financieras (en total, la banca nacionalizada ha perdido 22.000 millones el año
pasado y 12.000 en lo que va del presente).
Quizás los clientes de esas oficinas de fuera de Cataluña,
se estén preguntando por qué siguen teniendo cuenta en una entidad que le lanza
la noticia, de que la oficina dónde depositó su confianza ahora se cierra... ¿con
su dinero dentro? Es posible que los empleados hayan recibido instrucciones
concretas para poder tranquilizar a esos clientes al día siguiente de la
festividad del 1 de mayo. Es posible, si.
No existen muchas explicaciones posibles para comunicar algo
de esa trascendencia para tantas personas, haciéndolo de esta manera: por
incapacidad y falta de profesionalidad o por falta de sensibilidad absoluta y
desapego sin matices a la plantilla y los clientes, o bien por divergencia absoluta
entre los objetivos y necesidades del emisor y los receptores.
Ninguna de ellas dice mucho a favor del trato dispensado por
Catalunyacaixa a quienes son su gente en el sentido más amplio. Ninguna de
ellas da cobijo a cierta consideración y entendimiento razonable por la
situación a la que ha llegado. Ninguna de ellas, pone como ejemplo de nada
favorable, a sus dirigentes, esos mismos que siguen en el mismo sitio de
siempre a estas alturas.
Pero tampoco, ante la acumulación y reciente biografía de
hechos ocurridos en esta entidad, dejan en muy buen lugar a sus sindicatos.
Quizás algunos de ellos estarán leyendo, con cierta inquietud, la reciente
noticia de cómo en Bankia,
se están anulando las peticiones voluntarias de baja en su ERE (quizás es que
lo sabían de antemano). Claro que en un país dónde la cúpula de un sindicato
adquiere varios vehículos Audi para desplazarse o se le paga casa, luz y agua a
alguno de sus dirigentes territoriales…todo puede pasar.
Comunicar es algo que requiere conocimiento, intención,
voluntad y responsabilidad. Unas capacidades, idénticas por cierto, a las que
se les debería exigir a los que dirigen una entidad financiera. Si no, se
comunica así de mal y se dirige peor todavía.
Fuentes:
Falta un pequeño detalle, para las comunicaciones sin sentido, tipo puerto seguro y rdv, se convoca a toda la plantilla a la reunión online y para ésta (que no importa... parece) se hace en pleno horario de apertura de oficinas y no convocando a la plantilla, simplemente un triste mail para que vayas al enlace y leas, tras muchos párrafos sin sentido, la realidad de las pérdidas. Es de traca, vamos...
ResponderEliminarHola Marinero
ResponderEliminarSin duda, como bien expones, una forma más que pone de manifiesto las formas y maneras "preferidas" de esta entidad en el tema de comunicación y, por tanto, el fondo y maneras también de quienes la dirigen.
Esto de utilizar el e-mail para este tipo de noticias a la plantilla, se podría considerar una nueva variante de "spam" corporativo. Claro que teniendo en cuenta que, un día más tarde de que comuniquen que ponen a la venta toda la red de fuera de Cataluña, su Dept. de Comunicación invita en Twitter a los madrileños que gestionen entidades sin ánimo de lucro a que se apunten a su programa de ayudas...sólo faltaba que también les dijeran, que fuesen corriendo a informarse antes de que se cerrase la oficina.
En fin...triste, triste y sin rumbo coherente.
Un saludo Marinero y gracias por tu aportación.