jueves, 30 de mayo de 2013

Spain is Different & Cataluña es un país Business Friendly

Todos hemos vivido con mayor o menor interés, la decisión del magnate mundial del juego Sheldon Adelson, de instalarse finalmente en Madrid, en concreto en Alcorcón, con su proyecto de Eurovegas. A nadie se le escapa, que este triste y truculento culebrón, lejos de haber terminado, nos seguirá proporcionando, durante no poco tiempo, noticias sobre casos de corrupción, favoritismos, recalificaciones más que dudosas, comisiones ilegales, favores en especie, cambios de regulación otrora injustificables, etc. etc.

Vamos, lo que viene siendo habitual, teniendo en cuenta la subespecie humana que suele pulular alrededor de este tipo de proyectos, que unos califican de “extraordinaria noticia” y otros, entre los que nos contamos, de “negocio de pocos y lacra para todos”. De hecho ya empieza a sonar la alarma sobre la viabilidad del proyecto e incluso algunos medios, ya lo tachan como uno de los mayores fiascos de la historia reciente y algunos de sus accionistas minoritarios, empiezan a  ver con cierto recelo el proyecto de Alcorcón.

No cabe duda que en su momento la adjudicación del proyecto se “benefició” de los dos grandes rivales que pujaban por él: la comunidad de Madrid, con Esperanza Aguirre al frente (no hay desastre en que no aparezca esta señora) y la Generalitat de Catalunya (otro que tal anda, que va perdiendo bancos a cambio de notas de agravio, pero eso sí, las estaciones de ITV las tiene todas controladas y bien adjudicadas). Tanto es así, que cuando el gobierno catalán perdió la adjudicación, se puso en marcha, para y como no podía ser de otra manera, impulsar su propio proyecto macro-mega inmobiliario urbanístico lúdopata-festivo, al que han dado el nombre de BCN World.

Estamos hablando de un proyecto divido en 3 partes (BCN Dream, BCN Smart City y BCN Park), con campo de golf incluido de 90 Ha., 6 complejos integrados, en los que habrá hoteles, tiendas, restaurantes, casinos, zona residencial y deportiva. En definitiva, un proyecto que implica el uso de 825 Ha, situadas junto a Port Aventura, entre los términos municipales de Vilaseca y Salou, en Tarragona.  Y aunque no hay fuentes precisas, se baraja una inversión requerida de 4.800 millones de euros.

No vamos a entrar en la viabilidad o no del proyecto. Para eso existen expertos mejor y más preparados, aunque algunos de ellos ya lo han calificado como una autentica pataleta, lo que es difícil rebatir, porque mientras Madrid se llevaba la construcción de un megaresort dedicado al juego, Catalunya propone la construcción no de uno, sino de 6 parques temáticos de golpe, además al lado del ya existente de Port Aventura. Estamos en manos de los de VillaArriba y VillaAbajo.

Volviendo al proyecto catalán, no cabe duda que al frente de un proyecto de tales dimensiones, tienen que estar los mejores, los más preparados, los de trayectoria más brillante y los de expediente más impoluto. Aquí no se puede confiar en cualquier Mr. Marshall, por muy de Las Vegas que sea, ni a Rumasas o similares. Aquí, hay que contar con iniciativa, solidez y responsabilidad contrastada.

Pues dicho y hecho, al frente del proyecto y como inversores principales están: La Caixa y la Promotora Veremonte… (rogamos al lector una pausa dramática de respiro para lo que viene ahora…)

Empecemos por el segundo inversor: Veremonte. El propietario de esta promotora es el empresario valenciano Sr. Enrique Bañuelos, quien por cierto, y para este proyecto se ha aliado con la familia HO, la versión de Sheldon Adelson en Macao, y directo competidor de éste. Si, al saberlo, a nosotros también nos ha sido difícil no pensar en la versión americana de Rocky III y la española de Yo Hice a Roque III y lo desastrosas de ambas.

El nombre de Enrique Bañuelos puede sonar conocido, no sólo por aparecer en 2007 y 2012 en la lista Forbes de mayores fortunas del mundo, situandose la suya en más de 1.500 millones de euros, sino también porque en 2006 fusionó varias de sus empresas para formar el grupo Astroc. Se dice que Astroc fue la primera “víctima” del estallido de la burbuja inmobiliaria. En 1996 un joven Enrique Bañuelos había creado una promotora, una gestora del suelo que se aprovechaba de las leyes urbanísticas valencianas (ya derogadas), que permitían la figura el promotor sin tierra, es decir, no era necesario documentar la propiedad de un suelo rústico.

Sólo bastaba con el visto bueno de la comunidad autónoma y poder comercializar con hipotéticas tierras. Al poco tiempo, también compró millones de euros en terrenos que posteriormente fueron recalificados. En total, llegó a poseer 17 millones de metros cuadrados.
Diez años después, el empresario estaba listo para acometer la expansión nacional de su negocio. En un abrir y cerrar de ojos, compró la inmobiliaria de Banc Sabadell (Lanscape) y el 60% de Rayet Inmobiliaria. Su objetivo era dar el salto a la capital y con unas empresas valoradas en 750 millones de euros, decidió sacar a bolsa a Astroc en el 2.006. Sus acciones llegaron a revalorizarse un 1.100% y hasta empresarios con el renombre de Amancio Ortega entraron como accionistas.

Pero 11 meses más tarde, el sueño de Astroc y por ende, el de Bañuelos, se desmoronó como un castillo de naipes. Las acciones fueron acumulando caídas brutales y el “reguero” de pérdidas y consecuencias fue enorme para miles de accionistas y no menos, para las entidades financieras a quienes les pillaron operaciones con dicho grupo. ¿El motivo? Pues en parte los rumores acerca de la manipulación de los libros contables y en parte los cambios en la ley urbanística valenciana.

Posteriormente, se marcha a Brasil, a intentar la misma aventura que aunque casi le sale bien, no cuajó por discrepancias con su socio y en 2012, según diversas fuentes, reaparece en España, comprando una participación de una consultora en tecnologías de la información, cuyo beneficio le debe haber permitido codearse actualmente con el presidente de la Generalitat Artur Mas, su consejero de economía Mas-Colell y con el presidente de Caixabanc, Isidre Fainé.

De hecho, tan juntitos que los 3 son ahora la Santísima Trinidad de este proyecto “megalomaníaco” o “patalítico” según se mire que es BCN World.

Pero las “amistades peligrosas” de esta historia no terminan aquí y no solo se circunscriben a las cúpulas visibles de sus líderes.

En 2007, Juan Antonio Alcaraz, consejero de Astroc y anteriormente fichado al Banc Sabadell cuando Bañuelos tenía el 5% del banco, es fichado como director general adjunto de La Caixa para reforzar –así dicen las crónicas- la dirección general de Juan Maria Nin (ex Banco Sabadell, el mismo banco que tuvo que sufrir, y quizás aún sufre, alguno de los agujeros que le dejó la caída de Astroc) y que en febrero del 2013 se le sitúa en el consejo del Banco de Valencia, ya propiedad de Caixabank. Por tanto, Juan Antonio Alcaraz es un viejo conocido para los valencianos, para Isidro Fainé, para el Banc Sabadell y para Enrique Bañuelos.

Existe además rumorología y por tanto, en ese único ámbito hay que circunscribirla, que dice que las relaciones con Astroc le ha pasado “factura” en su cargo a algún que otro directivo de entidad nacionalizada.

De lo leído hasta aquí, se deduce fácilmente, que no es únicamente la araña la que resuelve su necesidad de alimentarse, tejiendo trampas mortales en la forma que lo hace.

A nosotros, sinceramente, nos genera estupor. No sólo la soltura y descaro con la que ciertos personajes de esta historia se pasean públicamente, lanzando pompas y boatos como los de Mas-Colell hoy en la presentación del proyecto: “Cataluña es un país Business Friendly” (que se lo pregunten a Oriol Pujol, Félix Millet, etc.), teniendo en cuenta el currículum que arrastran sus actuaciones y decisiones en otros asuntos –para muestra los aquí expuestos-, sino también por la execrable capacidad de regeneración y olvido que se les otorga a ciertos personajes para que una y otra vez, conviertan sus ansias de especulación a toda costa, en un acto de prestigio, que además, se premia con cargos directivos, consejerías, y reciclajes vitalicios, para que se perpetúen, en lugar de desaparecer.

Sin ir más lejos, nos genera muchas dudas, por ejemplo, el destino profesional de Jaume Masana –ex director general cesado de Catalunyacaixa- en Caixabank precisamente, no sea que le veamos en breve dirigiendo o aconsejando a alguna filial inmobiliaria del proyecto BCN World.

Agradecemos desde aquí la inspiración aportada por dos lectores anónimos en la creación de este humilde artículo y que hayan tenido la generosidad de compartir con nosotros su conocimiento. Para nosotros ha sido una experiencia enriquecedora que esperamos podamos repetir en más ocasiones con nuestros lectores.

Fuentes



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