Hoy nos ha helado la sangre la noticia
de la que se hacían eco muchos periódicos digitales. Un ex empleado de Bankia
de 55 años, prejubilado, ha sido acuchillado en Valencia por un hombre de 38
años, policía local de baja por depresión y perjudicado por las preferentes de
esta entidad, en las que al parecer, tenia invertidos unos 300.000€.
No hay palabras para definir la situación,
mucho menos cuando pocas horas antes hemos sabido de la noticia
que informaba que un juzgado de Cantabria ha admitido a trámite una demanda
penal por venta de preferentes.
No es ninguna broma si partimos
de la base de que las demandas que hasta
ahora habían sido de jurisdicción civil, cuando han tenido sentencia condenatoria,
dando la razón a los clientes, han dado lugar a que se anulara el contrato y
condenando a las entidades a devolver lo invertido a los clientes. Y no nos
parece ninguna broma, porque en esta circunstancia, si la demanda penal
prospera, y hay sentencia condenatoria, puede haber pena de cárcel contra un
empleado de banca, por vender preferentes.
Entendemos que ni las cuchilladas
que ha recibido el trabajador prejubilado de Bankia ni la cárcel, son justo
castigo para todos los trabajadores de banca que han vendido productos híbridos. La razón es sencilla: Hay quienes aun a
riesgo de que la situación económica llegase a este punto, han vendido estos
productos, con el único fin de aumentar su bonus, no nos cabe duda que
mezquinos y ruines los hay en todas las profesiones. Pero también somos
conscientes de que otros muchos trabajadores de banca, han obrado desde el
desconocimiento absoluto e incluso desde la obligación impuesta del modo más
sucio y rastrero posible, para que vendieran estos productos, como otros
tantos.
Es deleznable atentar contra la
vida de un ser humano, y miserable hacerlo por dinero, sea cual sea la cifra. También
lo es desproveer de los ahorros de toda una vida, a unos ancianos de 97 y 98
años, como los de la Hermandad de Campoo de Suso que han interpuesto la demanda
penal contra la hoy directora de la oficina de Reinosa de Liberbank.
Sería muy fácil no meternos en
estos jardines y obviar el tema, pero creemos firmemente que ya es momento de
que empleados y clientes unan sus fuerzas en vez de querellar y acuchillar unos
y en vez de callar y ocultar información que muestre la realidad y las
circunstancias que les han obligado a vender estos productos.
Nos duele del mismo modo la
injusticia que se está cometiendo con muchos ahorradores que han depositado con
fe ciega sus ahorros en entidades que en vez de procurar por ellos y aportarles
beneficios, ni siquiera les devolverá lo invertido. Nos parece vergonzoso en
muchos casos, canallesco, indecente y en todos, sin ninguna duda, injusto.
Pero también nos parece mezquino
que no se busquen los culpables reales caso por caso de estas situaciones. Ya está
bien de alzar el dedo acusador sobre el “empleado” porque si. ¿Nadie va a mirar
más allá? ¿Nade se va a preguntar por qué ese muchacho tan majo de la oficina
de debajo de casa al que conocían de toda la vida les ha hecho esta faena?
Detrás de cada situación hay una
historia, algunas no nos son desconocidas, por los muchos comentarios que hemos
podido leer tanto en nuestro blog como en los de otros compañeros con Ramiro Franco
o como Hipo de Exbilderberg.
¿Por qué empleados y clientes no comienzan una
andadura conjunta para dar solución real a esta situación tan dramática para
unos como para otros?
Nos consta que habrá clientes que
conocían de antemano el riesgo que entrañaban estos productos. Nos consta que había
empleados que vendieron deliberadamente y a sabiendas de su riesgo, estos
productos a personas que desconocían estas circunstancias y ellos e las
ocultaron. Cada santo que aguante su vela. Pero aquellos que tienen las manos
limpias, aquellos que obraron de buena fe, o por obligación, que muestren sus
cartas y unidos unos y otros, tendrán más posibilidades.
No es momento de levantar el
puñal, es momento de unirse en frente común por el beneficio de todos. No es
momento de individualismos ni de proteger a los que si se han beneficiado
realmente de estas situaciones y que no les quita el sueño sus ahorros porque
no tendrán quitas, ni su futuro porque no estarán sujetos a ningún ERE, ni
esperan una demanda penal, ni mucho
menos que alguien les acuchille.
Es momento de que los trabajadores se unan y
saquen DE VERDAD, no solo de boquilla y en un blog, todos esos documentos de
los que tanto se habla con respecto a las imposiciones para vender productos tóxicos
y sepan que su única esperanza está en la calle.
Pero sobre todo y ante todo, no
hay dinero que pague una vida, ni derecho alguno para disponer de ella.
Fuentes:
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