Se
ha terminado por fin la semana y se nos ha escapado, día a día, entre el “talento”
de Esperanza Aguirre, Barcenas, el contable que tampoco hubiese querido tener
Al Capone, la “guadianera” subasta de CatalunyaCaixa, el caso Urdangarín, suma
y sigue, con un primo que en lugar de repartidor de pizzas, nos ha salido repartidor
de sobres cerrados y la terminamos, sabiendo que según estimaciones, el sector
bancario ganará de medía de un 10% más de margen, gracias a las limitaciones “recomendadas”
por el Banco de España para la remuneración de nuestros ahorros.
La
semana empezaría bien, si mañana leyésemos la noticia de que en “compensación”
a ese regalo, iban a rebajar las comisiones que nos cobran, por ejemplo. O
alguna que otra medida, que nos hiciese sentir orgullosos, o al menos
satisfechos, de ser clientes cada uno de su banco. Pero ni el Banco de España
perseguía nuestra satisfacción al imponer su “recomendación”, ni los Bancos
están por esa labor. Eso de orientarse al cliente, para satisfacer sus
necesidades financieras y establecer vínculos de calidad, que permitan
relaciones prolongadas en el tiempo, es algo que se pone como misión de los
bancos en sus folletos y memorias corporativas, pero nada más.
Pero
vamos a cuantificar el impacto de esa medida, e intentar hacerlo de una forma
sencilla, con poquitos números, aún a costa de “despreciar” algunos parámetros,
para quedarnos únicamente con los que notará el ciudadano de a píe, es decir,
todos nosotros.
Imaginemos
que somos el Banco Molocos, y tenemos únicamente un cliente que nos trae
50.000€ para ponerlos en un plazo fijo a un año.
Antes
de la “recomendación” del Banco de España, y para conseguir obnubilarle con una
oferta imposible de rechazar, le íbamos a pagar el 3,75% por su dinero. Por
tanto, cumplir nuestro compromiso, tendría un coste (financiero) para el banco de
1.875€.
Después
de la “recomendación”, podemos pagarle únicamente hasta un 1,75% (100 puntos
más que el precio oficial del dinero), con lo que en este caso, nuestro coste
financiero sería de 875€.
Por
tanto, nuestro estimado cliente perderá 1.000€, es decir, ganará por su dinero,
un 53% menos, y el Banco se ahorrará esos 1.000€, es decir, un 53% menos de
gasto financiero. Si además, le añadimos a este balance, las mismas comisiones
que seguiremos cobrándole en ese año,
quizás unos 100€ por la cuenta, su tarjeta, etc. y que si nos pide un préstamo,
le costará igualmente un 12% de interés, el porcentaje anterior, se incrementará
más en contra del cliente y a favor de nuestro Banco.
Esa
es la historia y no hay otra. Si quiere, el Banco de España y el Gobierno, nos
la pueden atenuar adornándola desde la perspectiva macroeconómica nacional, desde
el refugio que ofrece medir su impacto desde la media aritmética ponderada o,
como siempre, desde el necesario y sacrificado esfuerzo, siempre para los mismos.
Por
cierto, casi se me olvida, el Banco de España dice que esta “recomendación” no
es necesariamente aplicable a los clientes con más de 10 millones de patrimonio
o para las administraciones públicas (tampoco hace ninguna mención especial, del
interés que se le puede pagar al Sr. Barcenas, por su dinero).
Si alguien quiere conocer en más profundidad el
verdadero “talante” de esta medida, recomiendo la lectura del estupendo post
que Ramiro Franco publicó recientemente en su blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario