Ahora mismo, al otro lado
de mi ventana el termómetro me debe 3º para estar en paz. Tengo la oscuridad de
un anochecer, las compras para la Nochevieja hechas, me acompaña la música de Joaquín
Sabina y tanto a mí como a las dos perritas
que tengo a mis pies debajo de la mesa, nos da lo mismo la velocidad que llevan
las manecillas de cualquier reloj.
Tenía la pretensión de
hacer una pequeña reflexión de este año, pero tengo la sensación clara de que cerraremos
algunos más con balance parecido e idéntica sensación de hastío, así que he
decido aplazarla para cuando sea merecido celebrar su final, ya sea en mi
persona, o por delegación testamentaria,
ya veremos.
Mientras, y no por
casualidad, me han encontrado ellos a mí, estos maravillosos versos de Miguel
Hernández de su poema “Vientos del pueblo me llevan” de 1.937. Vaya por
anticipado que jamás me han importado las banderas, himnos, escudos, naciones
ni religiones, siempre preferiré batirme, si tengo que hacerlo, por los
derechos y la dignidad de las personas.
Os dejo algunos de sus versos aquí escritos y recitado el poema entero
en el vídeo que adjunto.
…
¿Quién habló de echar
un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.
…
Magnifico modo de esperar el fin de año, ¿Qué mejor que tener cerca el calor de dos animales tan nobles como los perros, mientras uno escucha a Sabina?.
ResponderEliminarSi a esto le añade esos bellísimos y crudos versos de Miguel Hernandez… a mi, para no alargarme, solo me resta decirle (parafraseando a Sabina) :
Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.
Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
QUE EL FIN DEL MUNDO TE PILLE BAILANDO,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana.
Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.
Que no se ocupe de tí el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.
Sobre todo, que el fin del mundo nos pille bailando, que llegue sin aviso, ni de Mayas, ni de ningún oráculo y que nos de tiempo a cambiar el concepto que dejaríamos sobre nosotros si se terminase el mundo hoy a civilizaciones venideras, porque no nos quepa duda, nuestra civilización, seria conocida, por la civilización de la basura, en el mas amplio y denso concepto de la palabra.
Si es con buena música y buenos versos, mejor, pero como siempre, nos vemos en los bares.
Gracias María G por tu lectura y aportación. No es que me considere un pesimista nato, pero algo de cierto tiene a veces ese chiste sobre el porqué los extraterrestres no nos invaden. Continuando con Sabina, ojalá nunca tengamos que colgar un cartel que ponga: "Cerrado por Derribo".
EliminarEste hacerse mayor sin delicadeza,
Esta espalda mojada de moscatel,
Este valle de fábricas de tristeza,
Esta espuma de certeza,
Esta colmena sin miel.