Catalunyacaixa... ¡¡¡hagan juego!!!

La incombustible CX nos ha dado nuevo tema para escribir. ¡¡Qué raro!! ¿Verdad?

Y contra lo que quienes nos decidan leer, seguro esperaran, no, no vamos a hablar de la quita. 

Lo han hecho ya magníficamente bien, nuestros queridos y admirados Hipo y Ramíro.

Nosotros, nos vamos a remitir a algo más mundano y miserable, por llamarlo de alguna manera. Nos referiremos a los posicionamientos de los “afectados” por esta situación, es decir, clientes y empleados. Porque si “sorprendente” en si misma, es la ultima quita en CX, tanto o más lo son los posicionamientos  ante esta situación, de empleados y de clientes, por no hablar de todos aquellos que están por encima de los directores de las oficinas...

A estas alturas, nos parece increíble que aun haya clientes que estén dudando si mantener “los restos mortales” de sus ahorros, en la entidad que se  los ha descuartizado, o dejarlos durante 10 años más, para paliar mínimamente tal descuartizamiento.  Es inaudito que le dejes el cerdito a alguien en quien confías, cuando tiene que devolvértelo, te diga que te devuelve el cerdito medio vacío, y te entren dudas, en si volver a dejárselo o no. Es inaudito.

Es inaudito que con todas las quejas, CON TODA LA RAZÓN ante las quitas que tendrá esta entidad en sus productos tóxicos, aun, haya quienes se planteen el dejar a custodia de esta, DIEZ AÑOS MAS sus ahorros. Incomprensible, increíble, pero sobre todo tremendamente pintoresco. ¿Pero a que estamos jugando? ¿Somos conscientes de la realidad de CX, tanto en sus quitas como en su futuro?

Esta reina del baile, que no encontró pretendiente lo suficientemente “apañao” para ella, ni en la primera ni en la segunda subasta, se queda sin pretendientes al parecer también cuando intentan venderla a trocitos. ¿Cuál es su futuro? No seremos nosotros los primeros en volver a escribir otra esquela. Ya se encargaran otros de escribir el D.E.P de esta que se consideraba otrora una entidad firme y solvente y al parecer daría beneficios en breve…a pesar de que las noticias apuntan a que de nuevo tendrá que serle incorporado más dinero del contribuyente para poder mantenerse.

Con lo cual para nosotros está meridianamente clara la situación: Quien se queja de que le han vendido productos de manera inadecuada, que demande. Si deja su dinero, o los restos de sus ahorros a quienes  ya le vendió de modo inadecuado los productos que menguaron sus ahorros (y a quienes llaman estafadores), diez años más, con el riesgo que conlleva, por todo lo anteriormente explicado….francamente, allá el. Pero está muy claro que los faquires comen cristales, pero no se quejan a su público de dolor de estomago.

En cuanto a los trabajadores, la situación se nos antoja igual de surrealista. ¿Cómo se puede tener valor y estomago de estar contándoles a los clientes las quitas y de paso explicarles, (como magníficos comerciales y como seguro que algún lumbrera les ha pedido, diciéndoles que “este es el último esfuerzo” para sacar la caja adelante)que hay un detalle particular de CX para aquellos que mantengan su confianza en la entidad (esto lo dice un trabajador que será despedido en breve) y dejen su dinero durante 10 años, y así no perderán tanto.

Se nos ponen los pelos como escarpias solo de escribirlo.

Pero vamos a ver manguán, tuercebotas, que una cosa es vender aparentes primas de fidelidad y otra hacer el primo. Que te estás comiendo un marrón del quince, que ni te va ni te viene, porque estas con un pie en la calle y te quedan tres telediarios dentro de tu amada caja. Que quien te ha comido la cabeza con este rollo de que esta es tu obligación, te está utilizando de cabeza de turco y que cuando te hayan despedido les vas a importar tres pitos y un pimiento.

Perdón, trabajador de una oficina de CX, nos ofuscamos al escribir por que nos duele que os manipulen como lo están haciendo. Los trapos sucios no son vuestros, vuestra es solo la responsabilidad de que no se maltrate a vuestros clientes y de paso que alguien baje de las reuniones por web y de la cara y no os deje a vosotros con un marrón como este.

Es lamentable, pero no podemos pensar más que aquello de que “un bobo emboba a cientos, si le dan lugar y tiempo”. Pero si así es, no vamos a preguntarnos el por qué los clientes se preguntan si seguir con sus ahorros o irse con ellos a otra parte. No vamos a preguntarnos si los trabajadores siguen poniendo la cara ante los clientes con quitas, y la otra mejilla ofreciendo el  plan confianza o fidelidad o cómo demonios hayan decidido llamarlo.

Vale, aceptamos el rigor del refrán, pero ¿Y los sindicatos?. ¿No son los más listos, los más luchadores y los que siempre están velando por los trabajadores?

Dudamos que sea entrañable y candoroso  el sonido de la recompensa que paga esta desidia y este  silencio.