Algo me dice que estrenar un blog con un texto así,
puede resultar un tanto extraño. Pero en este inicio de aventura del que no se
a donde me llevará, ni hasta donde seré capaz de llevarlo, es lo que me pide la
cabeza.
No soy un habitual lector de blogs. De hecho, salvo
los tres que leo habitualmente de forma voluntaria, al resto llego por “efecto
colateral”, es decir, cuando el buscador me los presenta por estar interesado
en algún tema puntual. Reconozco que un blog me seduce más como autor que como
lector (vaya piedra acabo de tirarme a mí mismo ¿verdad?).
Trabajo en una profesión, que no recuerdo a nadie nombrar
de pequeño, cuando le preguntaban lo que quería ser de mayor. Ni que nadie me
hablase de ella, en las charlas de orientación profesional que me dieron cuando
cursaba C.O.U. Vamos, que no soy médico, ni torero, ni artista, ni piloto de
aviones ni esas cosas.
Además, teniendo en cuenta como tenemos el patio de líderes,
próceres y demás referentes para nuestros jóvenes, por si acaso, aclaro que
tampoco soy Belén Esteban, ni exconcursante cachas de Gran Hermano, ni
político, ni director general de un banco o caja de ahorros nacionalizada. Ya
se sabe, cada uno elige con quién o qué sueña ser de mayor y porqué. Perdón,
quise decir, para qué.
Tampoco, se la suele encontrar en las tiendas de
disfraces, ni en el extensísimo catálogo de profesiones y quehaceres de los
clicks de Famobil, ya me entendéis. Tan sólo, y muy a menudo por cierto
últimamente, pancarta en mano con otros 10, 100 o 200.000 “amigos”, se la puede
encontrar representada, con más fervor reivindicativo que por merecido
homenaje.
Llegué a ella por casualidad. Sin haberlo reflexionado
mucho, o lo justo para los 18 años recién cumplidos que tenía. Mis padres,
contentos por la oportunidad que se me presentaba. Yo, un poco angustiado
lógicamente por tener que compatibilizarlo con mi recién iniciada carrera
universitaria, pero ilusionado porque iba a cobrar un sueldo más que razonable
y por la expectativa de saber de que iba eso de trabajar en un sitio así.
Recuerdo que era una profesión envidiada. Ofrecía
seguridad, buen sueldo y buenas perspectivas profesionales para quien apostase
por la implicación y la dedicación. Cuántas veces hemos oído esa frase de:
“Cuando todos estemos muertos, estos empezaran a sentir un poco de hambre”.
Pues eso.
He aprendido muchísimas cosas en estos más de 25 años
que llevo trabajando en el mismo sitio. Tanto “técnicas” –eso que llaman
aptitudes-, como “personales” –ya sabéis, lo de las capacidades relacionales y
habilidades competenciales-, pero ahora, echando la vista atrás, considero que
mi principal ganancia, ha sido el saber observar y conocer a las personas.
Pero a estas alturas, y supongo que es aquí donde diréis eso de: “¿Pero que
dice este hombre, tal y como están las cosas?”, quiero que me echen a la calle.
Sí, eso mismo. Que pongan en marcha un ERE o ERO de esos. Que me paguen lo que
me corresponda por esos 25 años –que bien me lo he ganado-, y dejar de trabajar
para ellos. ¡Leches¡ qué no hay quien los aguante.
Me han hecho formar parte de un club de sinvergüenzas, donde la única moral
y valores que imperan son el beneficio económico y personal del directivo de
turno. Donde la orientación a la obtención de resultados justifica, bajo
presión y autentica amenaza, cualquier camino y método. Donde la calidad de
servicio es una farsa absoluta, y donde el cliente no es más que la oca de
turno, en cuyo pico hay que endiñar el embudo para cebarlo, a base de cualquier
engaño, con productos que son una auténtica basura.
Dónde además, la mayoría de mandos intermedios se han convertido en
verdaderos e impresentables coladeros de las órdenes que reciben, sin aportar
ni el menor valor añadido, ni adaptación del mensaje para el receptor, que le
haga a uno intuir el mérito del cargo o función que ocupan. Personas a las que
no es posible admirar, ni utilizar de ejemplo, ni sirven de referencia alguna
para sus subordinados. Lo único que pueden enseñar es a ascender de forma tan
rápida como vacía y sin escrupulos. Y vaya si tienen éxito.
Estoy cansado de presenciar cómo se ha castigado, perseguido y sustituido a
todo aquel que no ha elegido la simple y absurda jerarquía, en lugar de la
capacidad de influir y tener ascendencia sobre los trabajadores. La orden y el
por qué así está mandado, por el esfuerzo de comunicar y transmitir. La tiranía,
por el acompañamiento la enseñanza y el
asesoramiento. La abdicación, por la delegación y el “marrón” por el reto.
Han agotado mi resistencia a perder el orgullo de pertenecer a una empresa
así. A la satisfacción, imprescindible para cualquier profesional, de
considerar que su trabajo está bien hecho porque aporta cosas, cubre alguna necesidad,
y deja satisfechas, a quienes realmente pagan mi sueldo.
No estoy dispuesto a sentir vergüenza cuando alguien me pregunte dónde
trabajo y a que me dedico.
Ahora, estimado lector, seas quien seas, ya me puedes llamar “tiquismiquis”
por querer que me echen de un sitio así.
A petición suya, permítame decírselo….”¡¡¡¡ Tiquismiquis!!!”, y se lo digo con cariño, o con cierta complacencia, mas que nada porque usted lo pide.
ResponderEliminar¡¡¡Pero vamos a ver Señor mío!!! ¿Cómo tiene usted la osadía de exponerse en un blog para decir, estando como están las cosas, que usted quiere que le despidan?
Permítame decirle que los tiene usted cuadrados. Así, a bote pronto y sin mas miramiento, no se me ocurriría otra cosa que decirle, mas amable que “tiquismiquis”.
Eso sí, si empezamos a rebuscar en su escrito y a olisquear en sus comentarios, no es difícil deducir sin ser muy suspicaz y sin que sea necesario dormir con usted, para reconocer que es usted un renegado trabajador de banca. Esa banca española que ha dado tantos genios en el arte del trafulleo, el engaño manifiesto, el ladronicio en el mas amplio y claro sentido de la palabra, y ¿Cómo no? También en ese ámbito del recurrir a mancillar el honor de nuestro incombustible gremio político del color y partido que sea, que ha tenido que claudicar devolviendo favores, para no enseñar lo sucio de sus enaguas y otros “trapitos” íntimos, y así consentir a la banca, que parte de sus gloriosos “GESTORES” (perdón, esta palabra me causa risa incontenible, aplicada a Rato, Todó, y otros tantos apellidos insignes de la reciente literatura bancaria) se vayan “de rositas” como dicen mis admirados blogeros Hipo de Exbilderberg y el Sr. Ramiro Franco, en mas de una de sus magnificas exposiciones sobre la deleznable situación de la banca de este país.
Bien, ¿no será usted uno de sus secuaces, verdad? ¿No querrá usted vendernos la moto de que ya no quiere pertenecer a ese grupo de elite del ladrón del guante blanco? ¿No va resultar ahora usted, el único arrepentido, y tiene la intención de devolver aquello que se robo, o se consiguió con malas artes en sus dominios bancarios?
No se porque, intuyo que mas bien es usted uno de esos curritos, que con mayor o menor fortuna, dedico los mejores años de su vida, y toda la intensidad, ánimo y credulidad de su juventud, a esa banca que de algún modo le fomentó, animó y hasta en algún momento le hizo creer que ella, siempre seria la madre agradecida que le salvaguardaría, cuidaría y protegería, a cambio de su entregada abnegación y ahora, pasados los años, usted amigo mío, se ha dado cuenta de que la madre banca se ha hecho un lifting, que ya no cuentan los momentos de sacrificio, ni los años entregados, ni la abnegación, ni el buen hacer, ni el criterio y el valor de la experiencia, ni el respeto, ni la calidad humana. NO. Ahora cuenta el que tiene menos vergüenza, mas sangre fría para engañar, al cliente, o a quien tenga que presentar y defender maquillado y apañado el estado de cuentas correspondiente. Lo que vale es la cara de hormigón, la despersonalización personalizada. Hoy prima el, te ganaras el plus con el sudor del de en frente, si tiene menos jeta que tu y algo mas de vergüenza.
Ay querido amigo, son otros tiempos, y a aquella que fue su madre y usted creía que le recogería siempre en su regazo, con las nuevas prótesis mamarias de la apariencia vacía y mundana que se ha colocado, para ligar mas aunque sean falsas, ya no tiene espacio para recogerle a usted y a tantos como usted, que crédulos y profesionales, entregaron una parte de su vida en pos de tener siempre disponible un lugar en ese regazo, que hoy ya no existe.
Entiendo que ante semejante panorama, reniegue usted de su madre putativa y lo que mas le arda en el ánimo y en la dignidad es mandar su santo empleo a la eme y sea un disfrutador de su ética y de su moral, en la cola del paro, mejor que verse mancillado en semejante antro, porque no nos engañemos, aquí, ni el dinero de Europa, ni el propio del FROB, van a solucionar nada, en tanto en cuanto, no se haga una cura de ética, de decencia,de respeto por los clientes, de honestidad y de dignidad.
Caballero, larga vida a la Banca y nos vemos en los bares.
Ante todo Anónimo agradecerte que hayas leido el blog, pero muy especialmente, que hayas realizado tu aportación que,por cierto, ademas de parecerme muy bien escrita, ha conseguido arrancarme más de una sonrisa. Gracias.
ResponderEliminarTienes razón, hace ya tiempo que me considero como el tercer hermano bastardo de Rómulo y Remo, al que la loba le dió una patada, para fundar esta especie de Roma en llamas en que se han convertido algunos bancos y cajas, gracias a sus Nerones con complejo de césares.
Y si, soy currito antes que secuaz, porque sinó tendría yate antes que blog, buen vino por beber, más que mala leche por lo tragado y siempre dispuesto a una charla en un bar, antes que escuchar la serenata del violinista del Titanic. Un saludo